Mirar una película nos ofrece la oportunidad de observar, más que ver, una buena historia. La dirección de Sofía Copola en la película “Lost in translation” pone en el centro de su film una historia muy particular. El encuentro fortuito en un lujoso hotel de Tokio de un showman de edad madura en gira de promoción artística y una joven, que acompaña a su pareja, músico en una banda de jazz. La enorme distancia que los separa de su país de origen, Estados Unidos, junto con la mística cultural oriental, más el condimento de la diferencia de edad, hace que se refugien en algunos vicios del idioma, aparentemente el único punto en común que tienen ambos en un principio, manteniendo conversaciones que van entretejiendo un lazo emocional muy fuerte entre los dos, no tanto por las palabras que utilizan sino por el silencio que pesa entre cada una de ellas agregando una cuota extra en la comunicación.
Sin temor a caer en la idea común “las imágenes reemplazan a las palabras” se puede parafrasear y decir “los silencios emocionale s reemplazan a las palabras” pero es un error llegar a una generalidad. Un agudo sentido de percepción nos guía hasta corroborar que en este caso las “emociones actúan como antónimos de las palabras utilizadas en los diálogos”, incluso alguno de ellos desprovistos de expresión gestual. Convirtiéndose en una suerte de acertijos comunicacionales audiovisuales que al someterlos a un análisis exhaustivo explican y justifican su uso como recurso expresivo. Llegando al momento culminante en el que los protagonistas se encuentran, logran canalizar y demostrar su afecto mutuamente y se fundiendose en un abrazo, la única palabra que articulan es el saludo del adiós.
Una vez más la Interpretación y la Traducción enfrentan el desafío de mantener el significado ante la elección de las palabras adecuadas. El título presenta un doble juego de sentido: “Lost in translation”, literalmente” Perdidos en la traducción”, aquí se hace alusión a la traducción de los sentimientos confusos que los protagonistas perciben y los codifican en un idioma neutro de emociones. La traducción comercial es “Perdidos en Tokio”, mantiene la traducción literal de la primera palabra pero en realidad ellos están “perdidos sus propios laberintos emocionales buscando la traducción de sus emociones, no en la ciudad de Tokio”, o en todo caso se encuentran a sí mismos en Tokio y apenas se cruzan en algunas ocasiones en aquella ciudad. Resulta imposible traducir toda esa carga de intensidad significativa en apenas tres palabras: “Encuentro en Tokio”.
“Perdidos en Tokio“ mantiene la significatividad necesaria siempre y cuando se quiere indagar en ella.
Lugar donde las palabras se tornarán maleables, se flexibilizarán dejando lugar suficiente para que los pensamientos fluyan y se expresen libremente, desnudando y exponiendo nuestras contradicciones.
domingo, 20 de abril de 2008
domingo, 2 de marzo de 2008
Cuentos Breves
Las pausas que imponen los signos de puntuación y el silencio cómplice que subyace en la sucesión de oraciones cortas constituyen las principales características que desafían la creatividad de un escritor que se anima a este estilo de relatos: Un conflicto en un contexto dado y la consecuencia del accionar de sus protagonistas
Todo volvía a su lugar. La gente caminaba distraídamente mientras la lluvia lavaba las pruebas del delito. Sucedió en apenas un instante. Ella arrojó los anteojos silenciadores del arma asesina en el tacho de la basura de la esquina. Se quitó el sobretodo de la indiferencia y lo dejó detrás de un árbol. Mirando a ambos lados retomó el ritmo cadencioso al andar. Nadie imagina que esa mirada dulce y cristalina pudo haber herido de muerte al desprevenido transeúnte, tras un certero y fugaz encuentro en ele cruce de las miradas. El, todavía algo aturdido, trataba de recobrarse. Recogió sus cosas y levantó el desordenado maletín. El dolor lo volvió invisible mientras veía escurrir su corazón en un hilo de agua hacia la sucia calle. Cuando volvió la vista buscando la impiadosa mirada asesina. Ella, dándole la espalda, se perdía en el anonimato de la multitud.
sábado, 26 de enero de 2008
Contra Dicciones: Free Expression!!!
Las palabras son vehículos mágicos ellas transportan sentimientos y emociones además de significado. Cuando nos faltan nos sentimos impotentes, entonces las sonoras interjecciones, balbuceos y gestos llenan sus huecos. Algunas veces el silencio se adueña del tiempo y las amordaza tomándolas de rehenes, otras las acuna y las adormecen en al cobijo de un vago rincón de nuestra mente. Pero no desaparecen…, quedan allí esperando bajo la custodia de la memoria vigilante incansable de nuestros sentires.
La mente no se detiene, guarda en cajones escondidos las palabras que no usamos hasta que la magia de una mirada seductora o una sonrisa tierna las sacude y las despierta. Ellas…una vez que se desperezan y salen de su encanto acuden a nuestro encuentro… ¿pero siguen diciendo lo mismo? La persona que las escucha… ¿Comprende el mismo sentido? O…quizás se encuentre con algún perfume que al hacer alquimia sonora con la misma palabra lo transporte a lugares que ni siquiera soñó en esta vida. Ese perfume pertenece a otros cuerpos que albergaron las mismas almas, cuando tenían sabor a despedida y las abrigaba un apretado abrazo cerca de un camino del hogar sin retorno.
Las palabras…. En un principio herramientas necesarias para el entendimiento en la cotidiana supervivencia. Más tarde… códigos válidos para acceder a mundos distantes, reales o fantásticos, después adquirieron otro matiz al compás de la música o acompañando imágenes. Hoy nadie discute la diferencia entre leer una historia o ver una película. Estamos sumergidos en la cultura de la imagen pero si analizamos lo que ellas trasmiten en simultáneo con las palabras que se emiten nos llevaríamos una sorpresa. Curiosamente no siempre las palabras relatan fielmente lo que vemos, a veces lo que se dice contradice lo que miramos como un recurso movilizador, o simplemente como un defasaje de una película mal doblada. Tal vez la información que se brinda es manipulada, conciente o inconscientemente, desde el área psicológica del emisor o del receptor del mensaje. El resultado es que se puede percibir sólo una parte de la información y la completamos con lo que nosotros le aportamos de entendimiento, con nuestras historias y sus propios vericuetos.
Ahora la cultura de la imagen sufre otra vuelta más para ser procesada por nuestra mente alerta al ser sometida al nuevo avance tecnológico para procesar la información y lograr la comunicación: Internet. Aquí tenemos todos los recursos a nuestra disposición, imagen, sonido, la palabra escrita a través de mensajes sincrónicos y asincrónicos. Todos estos recursos están dispuestos lúdicamente para que armemos nuestro camino al entendimiento. Según el sendero del laberinto que elegimos se puede enturbiar y distanciar las relaciones o crear otras fantásticas y maravillosas. Este es el propósito de este espacio.
Invito a leer a aportar sus opiniones y nos demostraremos que más allá de lo que digamos y queramos decir, a veces los pensamientos son independientes de las palabras que los aprisionan y se revelan ante la estrechez de los sonidos que las acotan.
En este espacio las palabras se tornarán maleables, se flexibilizarán dejando lugar suficiente para que los pensamientos fluyan y se expresen libremente, desnudando y exponiendo nuestras contradicciones.
La mente no se detiene, guarda en cajones escondidos las palabras que no usamos hasta que la magia de una mirada seductora o una sonrisa tierna las sacude y las despierta. Ellas…una vez que se desperezan y salen de su encanto acuden a nuestro encuentro… ¿pero siguen diciendo lo mismo? La persona que las escucha… ¿Comprende el mismo sentido? O…quizás se encuentre con algún perfume que al hacer alquimia sonora con la misma palabra lo transporte a lugares que ni siquiera soñó en esta vida. Ese perfume pertenece a otros cuerpos que albergaron las mismas almas, cuando tenían sabor a despedida y las abrigaba un apretado abrazo cerca de un camino del hogar sin retorno.
Las palabras…. En un principio herramientas necesarias para el entendimiento en la cotidiana supervivencia. Más tarde… códigos válidos para acceder a mundos distantes, reales o fantásticos, después adquirieron otro matiz al compás de la música o acompañando imágenes. Hoy nadie discute la diferencia entre leer una historia o ver una película. Estamos sumergidos en la cultura de la imagen pero si analizamos lo que ellas trasmiten en simultáneo con las palabras que se emiten nos llevaríamos una sorpresa. Curiosamente no siempre las palabras relatan fielmente lo que vemos, a veces lo que se dice contradice lo que miramos como un recurso movilizador, o simplemente como un defasaje de una película mal doblada. Tal vez la información que se brinda es manipulada, conciente o inconscientemente, desde el área psicológica del emisor o del receptor del mensaje. El resultado es que se puede percibir sólo una parte de la información y la completamos con lo que nosotros le aportamos de entendimiento, con nuestras historias y sus propios vericuetos.
Ahora la cultura de la imagen sufre otra vuelta más para ser procesada por nuestra mente alerta al ser sometida al nuevo avance tecnológico para procesar la información y lograr la comunicación: Internet. Aquí tenemos todos los recursos a nuestra disposición, imagen, sonido, la palabra escrita a través de mensajes sincrónicos y asincrónicos. Todos estos recursos están dispuestos lúdicamente para que armemos nuestro camino al entendimiento. Según el sendero del laberinto que elegimos se puede enturbiar y distanciar las relaciones o crear otras fantásticas y maravillosas. Este es el propósito de este espacio.
Invito a leer a aportar sus opiniones y nos demostraremos que más allá de lo que digamos y queramos decir, a veces los pensamientos son independientes de las palabras que los aprisionan y se revelan ante la estrechez de los sonidos que las acotan.
En este espacio las palabras se tornarán maleables, se flexibilizarán dejando lugar suficiente para que los pensamientos fluyan y se expresen libremente, desnudando y exponiendo nuestras contradicciones.
viernes, 25 de enero de 2008
Bytes by bits
Do you remember Mathew Broderick‘s character in that old movie, “Addicted to love”?He had built up a kind of window screen on a neighbor house wall where he could spy into his fiancée’s flat. He pretended he could even speak to her.
In this blog I speak to the screen and everyone who wants to read it.I am conscious of my addiction to words and I am sometimes surprised at their funny effect on people, independently of their meaning, beyond the situation of the minds they flow through and sliding down over impossible contexts.Everyone, unless once in his life, says what he doesn’t want to say.One day or another, someone opens his mouth and words run out freely when the silence is supposed to reign.Any of us has in our mind at least one situation in our lives where insurrected words are to blame.This is the place where all of them will show up without restrictions.
In this blog I speak to the screen and everyone who wants to read it.I am conscious of my addiction to words and I am sometimes surprised at their funny effect on people, independently of their meaning, beyond the situation of the minds they flow through and sliding down over impossible contexts.Everyone, unless once in his life, says what he doesn’t want to say.One day or another, someone opens his mouth and words run out freely when the silence is supposed to reign.Any of us has in our mind at least one situation in our lives where insurrected words are to blame.This is the place where all of them will show up without restrictions.
Welcome to this technological communication jigsaw.
This is a magic window where I personally reveal my secret addiction to words sharing some of my inner contradictions.
This is a magic window where I personally reveal my secret addiction to words sharing some of my inner contradictions.
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